Mitología romana» Diosas romanas
Minerva Minerva es también la diosa del Olivo, a raíz de un pelea entre ella y Neptuno. Los dioses del Olimpo se reunieron para saber quién sería el protector de la futura ciudad de Atenas. El que consiguiera darle el regalo más útil a la ciudad, ganaría. Minerva ofreció un olivo mientras que Neptuno un caballo. El olivo fue considerado más útil porque les permitiría a a los hombres vivir. Entonces ella se convirtió en la protectora de Atenas, que llevó su nombre. Venus Otra teoría dice que Venus surge desnuda de la espuma del mar y cabalga sobre una caracola llegando primeramente a la isla de Citerea, pero cuando se percata de que es una isla pequeña , se fue a Peloponeso y, finalmente, se instala a Paphos, isla de Chipre. Las hierbas y las flores crecían bajo sus pasos conforme ella andaba. En Paphos, se encuentra con “las Temporadas”, las hijas de Temis, que se apresuraron a vestirla y a engalanarla. Ella quiso a numerosos dioses y a simples mortales. A pesar de que estuvo casada con Vulcano, lo engañó frecuentemente con Marzo (de esa unión nace Rómulo). Pero un día fue sorprendida por su esposo, que los encarceló a ambos en una red. Avergonzada, Venus dejó por una temporada el Olimpo. Venus fue también la madre de Cupido y de Anteros. Venus recibió de Paris la famosa manzana de oro y le demostró su reconocimiento al héroe troyano originando entre él y Helena un amor que desgraciadamente fue fatal para Troya. Venus está considerada como la madre del pueblo romano gracias a su hijo. Juno Al principio, Juno personifica el ciclo lunar, rige fiestas en relación con los principios del mes y el renacimiento de la luna. Juno es invocada también bajo el nombre de Lucina: en ese caso era la diosa que velaba por los nacimientos, por los que iban a ser dados a luz. Juno es el símbolo del matrimonio. A veces incluso podemos ver entre sus manos la manzana de granada, emblema de la fecundidad. Muchas veces vemos como Juno monta en cólera y tiene ataques de celos terribles contra las mujeres que cortejaba Júpiter. Los animales que le son consagrados son la vaca y el pavo real. Luna La divinidad sideral más grande después del Sol, era la Luna. Su culto, bajo mil formas diversas, fue difundido entre todos los pueblos. El primer día de la semana, el lunes, está consagrado en su honor. |